La labor de un buen padre
De seguro, ningĂșn padre quiere hacer que sus hijos se enojen o se desanimen. Pero ¿cĂłmo puede evitarlo? Ante todo, es fundamental que reconozca la importancia de su labor como padre. Como explica cierta revista especializada en salud mental, “la experiencia demuestra que la figura paterna influye de manera compleja y singular en el desarrollo emocional e intelectual de los hijos”.
Pues bien, ¿cuĂĄl es el papel de un padre? En muchos hogares se le considera el principal responsable de aplicar los castigos. No es raro que las madres les digan a los hijos que se portan mal: “¡Ya verĂĄs cuando llegue tu padre!”. Claro, para que los niños se conviertan en adultos responsables, los padres deben corregirlos de forma equilibrada y demostrar cierto grado de firmeza. Pero ser un buen padre conlleva mĂĄs que eso.
Por desgracia, muchos hombres no han tenido un buen ejemplo. Algunos han crecido sin un padre. Otros son frĂos y severos con sus hijos porque asĂ lo fueron con ellos. Entonces, ¿cĂłmo pueden estos hombres romper el cĂrculo vicioso y ser buenos padres?
La Biblia contiene los consejos mĂĄs prĂĄcticos y confiables para toda la familia. Y no se trata de simples teorĂas ni de ideas que puedan perjudicarnos. Al contrario, sus consejos reflejan la sabidurĂa de su autor, JehovĂĄ Dios, quien tambiĂ©n es el fundador de la familia (Efesios 3:14, 15). AsĂ pues, todo padre deberĂa prestar atenciĂłn a lo que dice la Biblia*.
Ser un buen padre no solo es vital para el bienestar fĂsico y emocional de los hijos, sino tambiĂ©n para su bienestar espiritual. Si un niño tiene una cariñosa relaciĂłn con su padre, es mĂĄs fĂĄcil que desarrolle una estrecha relaciĂłn con Dios. A fin de cuentas, como dice la Biblia, JehovĂĄ es nuestro Creador y, en cierto sentido, el Padre de todos (IsaĂas 64:8).
JehovĂĄ es un modelo perfecto de amor para los padres. Hablando de lo que Dios siente por su primogĂ©nito, JesĂșs, la Biblia dice: “El Padre ama al Hijo” (Juan 3:35; Colosenses 1:15). En varias ocasiones, Dios le dio muestras de amor y aprobaciĂłn. Por ejemplo, cuando JesĂșs se bautizĂł, JehovĂĄ dijo desde los cielos: “TĂș eres mi Hijo, el amado; yo te he aprobado” (Lucas 3:22). De ahĂ que JesĂșs nunca dudara del amor que su Padre sentĂa por Ăl. ¿QuĂ© pueden aprender los padres del ejemplo de Dios?
Es interesante que Juan 5:19 indica que JesĂșs hace “Ășnicamente lo que ve hacer al Padre”. Los hijos hoy se comportan de modo parecido.
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