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Ácido de destapar tuberías sigue trastornando familias DE RD

Ella nunca imaginó que un vaso de aluminio contenía el “ácido del diablo” que desgarraría su vida. Se dispersó por todo su cuerpo dejándole marcas imborrables.
Un solo chorro fue suficiente para llenar a Ana Miriam Núñez de sufrimientos.
“La vida continúa”. Es la frase que articulan sus labios quemados al resignarse a su desgracia. El espejo es su peor compañía, ya que le recuerda “una mala jugada del destino”, como ella misma expresa mientras intenta mantener colocado en su cara un paño de color anaranjado, para no verse tan mal, y sus lágrimas corrían por cicatrices y llagas. Vive en un “ranchito” del sector Gualey, en donde la pobreza exhibe su peor cara. LEER MÁS>>>

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