Vladimir Guerrero con una carrera digna del Salón de la Fama
El anuncio de Vladimir Guerrero de su retiro oficial del béisbol no sonó mucho más allá de la República Dominicana. Pero fue apropiado que Vlad lo hiciera de esa manera: sin mucha bulla.
Al toletero quisqueyano nunca le agradó mucho la atención, prefiriendo hablar poco después de los partidos-aun cuando había hecho espectacular, algo que sucedía con bastante frecuencia.
Guerrero, quien se pasó seis años con los Angelinos después de ocho con los Expos de Montreal, fue uno de más grandes de su generación. Habrá debate sobre sus argumentos para el Salón de la Fama, pero para mí-miembro de la Asociación de Cronistas de Béisbol en partes de cuatro décadas-es una decisión fácil.
Este hombre pertenece a Cooperstown.
Guerrero fue un pelotero de primera categoría y de las cinco herramientas. En los últimos años de su carrera, fue desconcertante para él la forma en que una de esas herramientas se le fue: la velocidad. Seguramente no fue de mucha ayuda jugar ocho temporadas en la durísima grama artificial del Estadio Olímpico de Montreal.
Con sus rodillas bien debilitadas, el dominicano tuvo suficiente para tener una última gran temporada en el 2010, cuando bateó .300 con 29 jonrones y 115 empujadas por los Rangers.
Guerrero siempre fue bien popular entre sus compañeros, desde Montreal hasta Baltimore, donde jugó por última vez en Grandes Ligas en el 2011. Su humildad natural, tratándose de una superestrella, fue algo para el recuerdo.
En 10 ocasiones, terminó dentro de los primeros 15 en las votaciones para el premio a Jugador Más Valioso. Fue el JMV de la Americana en el 2004 y terminó tercero tanto en el 2005 y el 2007.
Mike Trout ha tenido un gran inicio de su carrera, pero tendrá que cubrir mucho terreno para eclipsar el otro jardinero de los Angelinos que usó el número 27.
Los números de por vida de Guerrero-promedio de .318, slugging de .533, OPS (porcentaje de embasarse más slugging) de .931, 449 jonrones, 1,496 empujadas, 1,328 anotadas, 181 bases robadas-sólo cuentan una parte de la historia. El quisqueyano jugó cada entrada con pasión.
Recordado por sus batazos de largo metraje, incluyendo una victoria en el Festival de Jonrones del 2007, Guerrero era más que un bateador unidimensional. Era un gran bateador.
Guerrero conectó más dobles (477) que cuadrangulares. Nunca se ponchó 100 veces en una campaña y su mayor cantidad, 95, fue cuando tenía 23 años. Conocido por su amplia zona para batear, promedió sólo 18 ponches más que boletos por temporada. Oh, y sabía correr. Se quedó corto de una campaña 40-40 por un solo jonrón en el 2002.
Brad Penny, el corpulento derecho, confirmó que Guerrero una vez le conectó un bambinazo ante un pitcheo que le dio al suelo. Y el poderoso brazo del dominicano siempre fue una amenaza para los corredores en circulación.
En el 2009, Guerrero tuvo día más satisfactorio como ligamayorista cuando los Angelinos por fin le ganaron una serie de playoff a los Medias Rojas, completando una barrida en el Fenway Park.
En lo que calificó como "el momento más grande de mi carrera", Guerrero decidió aquel Juego 3 de la Serie Divisional con un sencillo de dos carreras con dos outs en el noveno episodio para eliminar a Boston, equipo que había derrotado a los Angelinos en las postemporadas del 2004, 2007 y 2008.
Guerrero, quien venía de una cirugía en una rodilla en esa campaña, también sufrió lesiones en el pecho y en una pierna y se vio limitado a 100 juegos. Pero aquel batazo en Boston fue importante no sólo para el equipo, sino para recordar a su compañero Nick Adenhart, quien falleció el 9 de abril de ese año.
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