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Cómo los audífonos y el ruido nos dañan el oído

Audífonos
Científicos británicos descubrieron por primera vez cómo escuchar música o sonidos a volumen alto daña las células del nervio auditivo, causando sordera. 

Los audífonos de nuestros aparatos de música pueden causar tanto daño al oído como un motor de jet, afirman los científicos. 

El estudio llevado a cabo en la Universidad de Leicester, Inglaterra, encontró que incrementar el volumen de nuestros audífonos o escuchar ruidos altos daña la capa que recubre las células nerviosas que se encargan de transmitir las señales de sonido al cerebro.
Este daño puede conducir a la sordera temporal, pero la exposición repetida a sonidos altos puede causar sordera permanente.
Tal como afirma el estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) (Actas de la Academia Nacional de Ciencias), ésta es la primera vez que se observa a nivel celular el daño que causa el volumen alto. 

Mielina

Para escuchar los humanos contamos con un sistema auditivo: nuestro oído detecta vibraciones que son transformadas en impulsos eléctricos que las neuronas transportan hacia el cerebro, donde percibimos el sonido.
Según explican los autores, las neuronas que transportan los impulsos eléctricos del sonido están recubiertas por una capa, llamada mielina, la cual es esencial para que esos impulsos lleguen al cerebro.
Los científicos descubrieron que la exposición a sonidos altos, por ejemplo de más de 110 decibelios, puede destruir este recubrimiento e interrumpir la llegada de la información al cerebro. (A nivel medio, un aparato de MP3 alcanza entre 85 y 90 decibelios).
Pero este daño a la mielina, como explica la doctora Martine Hamann, quien dirigió la investigación, puede revertirse y lograr que las neuronas vuelvan a funcionar con normalidad restaurando el oído.
"Ahora entendemos por qué la sordera, en algunos casos, puede revertirse", explica la investigadora.
"En cerca de la mitad de las células que analizamos, demostramos que la cubierta del nervio auditivo se había perdido, casi como si se hubiera arrancado el cable eléctrico que une al amplificador con el altavoz".
"El efecto es reversible y después de tres meses el oído logra recuperarse igual que la capa que cubre el nervio auditivo", expresa la doctora Hamann. 

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